"La música de las misiones" .

#TBT Piotr Nawrot
En el #TBT de hoy desempolvamos la conversación que tuvimos en la Iglesia de San Ignacio en pleno centro de Bogotá y casa de la comunidad jesuita en la colonia con el sacerdote Piotr Nawrot, quien hablo para VAC sobre la música de las misiones en América Latina y el legado jesuita en el nuevo mundo.
 
Por: Daniela Sierra y Carlos Alberto Ramírez. 

VAC: ¿Usted en que misión llegó al continente americano?

Piotr Nawrot: Bueno, en la misión de la iglesia católica, para servir a la sociedad de aquí, especialmente en el campo de convertir la fe, conocer la cultura, y vivir aquí entre la gente, y aprender también desde aquí. Soy misionero e investigo también la cultura de los pueblos americanos.

VAC: En su bibliografía aparece que usted está radicado en Bolivia…


Piotr Nawrot: Estoy radicado en Bolivia, porque llevó en América muchos años, desde el 81, primero estuve tres años en el Paraguay, luego he pasado varios años en Estados Unidos, haciendo maestría y doctorado, y desde hace veinticuatro años vivo en Bolivia. Ya que mi tesis doctoral fue sobre la música en las antiguas misiones de los jesuitas, y la colección de música fue preservada por los indígenas. Y mi trabajo es rescatar esta música y ponerla en el contexto de liturgia, y en el contexto de concierto.


VAC: ¿De donde empieza su interés por la música y el rescate de esta música misional, jesuita del siglo XXVI?


Piotr Nawrot:Bueno con la música he crecido siempre, desde que nací yo a los 6 años ya comienzo a estudiar la música, y lo hago hasta ahora, sin interrupción alguna, pero la música de América desde que llegue aquí.


VAC: Normalmente a uno le habían enseñado que los conquistadores llegaron con la cruz y con la espada, ¿de qué manera considera que la música misional, tuvo una mayor cercanía a las comunidades indígenas?


Piotr Nawrot: No se puede negar que la colonización, realmente ha sido muy fuerte y hubo momentos que realmente se veía al lado de la cruz y la espada o al lado de la espada la cruz, pero no necesariamente para luchar con la cruz. Pero en el contexto de las misiones, no de la colonia, porque estos momentos son diferentes, la imagen más propia es el instrumento musical y la cruz, porque música fue utilizada como instrumento de evangelización a los indígenas. Si hablamos de las misiones de los Franciscanos, de los Jesuitas y demás familias religiosas, de que hablamos de tres a cinco indígenas, y de dos a cinco europeos, los colonizadores no podían vivir allí, entonces no aplica esta imagen, que hubo en otras partes de América, en las ciudades españolas, en donde hubo digamos, trabajo forzado, donde hubo también colonización, esclavitud y todo eso. Esto es innegable, y lamentable pero tenemos que ver también otros momentos, para no perder la extraordinaria contribución del indígena en la vida musical, en la vida del arte en América, si no lo hace, la injusticia que se ha hecho, va a ser más grande aún, porque vamos hablar solamente de la esclavitud, y el indígena también es tan genial, tan noble, y bueno, que hasta en una situación muy precaria fue creativo, fue muy positivo, y fue extraordinario trabajador que ha dejado obras de arte que lo representan y que son universales, para ayer, para hoy y para mañana, para América y para el mundo entero.


VAC: Para finalizar ese trabajo tan loable que usted está haciendo, de desempolvar todos estos archivos sonoros y musicales ¿Cómo los ve en un futuro en las liturgias comunes?


Piotr Nawrot: En Bolivia por ejemplo en las comunidades indígenas donde este repertorio nunca fue olvidado, ahora suena en las misas, ahora suena en el contexto de las liturgias y nuestro deseo es que esta música llegue a muchas iglesias no sea solamente interpretada por los indígenas, si no por todo el mundo, como los indígenas tocan Vivaldi, Mozart y otros compositores. Queremos también que la música de las misiones y de las catedrales de América, entren también a los escenarios del mundo. Y esto ya está ocurriendo, porque como dije hace poco esta música tiene carácter universal, su estética es muy avanzada, su espiritualidad es virtualidad muy profunda, y creemos que estamos yendo en buen camino. Este es un trabajo que ya lleva 24 años, donde se han grabado varios discos, principalmente en Bolivia. Al igual que ha tenido la oportunidad de presentarse en varios países de América Latina, Estados Unidos, Hong Kong, Sudáfrica y varios países europeos, y siempre han tenido una gran acogida, razón por la cual yo le auguro éxito a esta música.

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VAC: ¿De donde surgió la idea de hacer esta película?

Rubén Mendoza: De una curiosidad inmensa desde niño con las mujeres, desde mis abuelas, dos mujeres muy distintas y a cada una de ellas le he hecho una películas. La tierra en la lengua que no se si ustedes la vieron, mi abuela me prestó su voz, y sus tragedias, y la otra abuela Emperatriz, fue fundamental es del mismo pueblo de donde conocía a señorita María.Pero también, con las niñas, los amores, las amigas, muy devoto desde muy chiquito de saber cómo es esa otra forma de sentir, que también siento en mí, y que todos tenemos. Yo siento una afinidad muy grande y era el dispositivo perfecto una niña que no tuviera una crianza con la confianza de una mujer, pero con la curiosidad, que era mi papel al revés, siendo un hombre pero con la curiosidad femenina muy despierta, que me permitía, explorar esos vínculos y la manera en que hablan solas, y todo esto que descubre la niña errante en el camino, esa fuerza de un país, diseñado lamentablemente por la fuerza bruta, por el patriarcado.

VAC: La película muestra esa fragilidad femenina, que cada una tiene, pero que entre todas se fortalecen, y por esta misma razón se convierte en algo muy intimista con el uso de la piel, de planos muy cerrados ¿Por qué considero necesario el uso de esto?

Rubén Mendoza: Yo creo que la piel tiene todos los sentidos, además porque la piel también es la frontera, de uno como patria, entonces es reconocer la individualidad, por la piel uno no se riega, y además la piel es evocadora de los otros sentidos, primero es rico verla, y cuando está pintada, tatuada o cicatrizada, o con lunares, pues tiene una historia, que también son texturas, eso es otro sentido. Y uno se imagina a que huele la gente según su piel, que es algo visual, y también alborota el gusto. Entonces es un camino para hacer cine, con los cinco sentidos, de una manera no tan obvia.

VAC: Hay unas escenas, que logran ser muy conmovedoras a partir de la música ¿Cómo fue ese proceso de ensamblaje con la música?

Rubén Mendoza: Bueno, pues primero viene de unas chicas genio que hay aquí, que viven en Colombia, yo las conocí, porque a pesar de que la música, fue compuesta por Velandía, ellas fueron las intérpretes de mi documental el valle sin sombras, un documental que hice sobre los indignados de Armero, y pues yo quede maravillado con su trabajo y su disciplina y su rigor, y su rareza, porque son bien raras, y además les hice unos video clips en providencia. Y siempre pensé en la música, como quinta hermana, como la que en realidad acompañaba el estado de ánimo de la niña errante, que ustedes ven que no llora. Yo rechace varias propuestas completas y ellas humildemente iban entendiendo que aquí no solo se trataba de eso, si no que era un ingrediente mucho más grande, que a veces había que sacrificar decisiones musicales, que la obra fuera más entera.

VAC: En ese momento, en que la protagonista pasa por momentos oníricos, que están los sueños y la realidad conflictuada, con su propio personaje ¿De dónde salen esos tránsitos de la memoria?

Rubén Mendoza: Siempre he jugado con eso, y pues yo me elevo muy fácil, tengo una imaginación volátil, y una atención defectuosa, digamos. Y me han impactado mucho las cosas que puede hacer el cerebro, por ejemplo uno sueña que se cae de un segundo piso, y uno se despierta asustado, sin que uno se esté cayendo, en la cama, sin que haya gravedad, ni viento pues. Y me parece que en esos estados de vulnerabilidad como los de esta chiquitina, que está enfrentándose a un nuevo camino, sola, y que por más que la vayan a llevar donde una tía, la van a dejar en un terreno, desconocido, pues es fácil prestarse para eso, estar fantaseando, en vez de preguntarse por el pasado y el futuro. Y el pasado, el presento y el futuro, también se encuentran en los sueños de alguna manera. En esos estados uno no diferencia mucho, es como un trance.

VAC: Normalmente uno desde las películas uno está acostumbrado a ver la gran trama, y el gran punto de giro, y esta película a pesar de que todo el tiempo está pasando algo, de una y otra manera es una historia muy íntima ¿Por qué es importante ver este tipo de películas, llegar a ver narraciones tan personales, a la hora de entrar a una sala de cine?

Rubén Mendoza: No quiero entrar con un cliché, de eso que el tema lo elige a uno, pero hay clichés que son ciertos, yo no digo voy a ser una película intimista, yo pienso un tema y empiezo a trabajar y a escribir, o varios temas, y de repente con uno, empieza la posibilidad de hacerse, uno empieza a profundizar sobre ese tema. Uno es más un medio, uno va recibiendo de la vida, y la naturaleza, los insumos, para darles orden, y para hacer un discurso que indudablemente tienen la letra de uno, y el espíritu de uno, y lo que uno siente por la vida y por la muerte.

VAC: ¿Qué expectativas tiene, frente a esta película después de haber ganado dos premios?

Rubén Mendoza: La expectativa que tenía, era poder hacerla y vivir la hermosura, del rodaje y de las cosas que viví, y con la familia que quede, y con los amigos que hice. Me parece que es oportuno, si yo hubiese grabado esa película después del gobierno Duque, sería otra cosa, es una película que celebra un cambio de poderes, celebrando lo que estaba pasando en la Habana, celebrando los ríos, y ahorita volvió a entrar a reinar la energía machuna, de quienes dirigen los destinos del país, otra vez la tala de árboles, secar un río, es como escupir un gargajo, entonces, me gusta inaugurar, aunque en niveles muy sutiles, tal vez la película si está diciendo todo eso, era una película, que ya estaba hecha en el contexto del postconflicto, que por lo menos celebra él no vamos a matarnos, o no tanto, y la bala volvió. La película habla de reconciliación y del duelo.