"Necesitamos la diversidad cultural"

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Maria Belén Sáez de Ibarra

En el TBT de hoy recordamos esta conversación del 2019 en el Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia con María Belén Sáez de Ibarra.
 
Por: Carlos Alberto Ramírez Amaya


VAC: María Belén es abogada de la Javeriana con estudios en Londres también en derecho ¿en que momento llega a dedicarse al arte, y a la cultura?

María Belén: Yo desde muy jovencita hacia curadurías, iba por todos los sitios donde me dejaran hacer exposiciones en Bogotá, pues yo quería salir de mi casa en Barranquilla y la posibilidad de ser artista o filosofa, y mi papá decía no, “ella tiene que estudiar otra cosa porque eso no sirve para vivir”, y la misma historia de siempre, y yo dije bueno, vamos a darle al derecho, y no me arrepiento porque ha sido una herramienta importante durante toda mi vida para hacer gestión. Yo he trabajado toda mi vida para el estado, y eso me ha permitido montar esquemas con la gestión pública; concretamente en la universidad hemos hecho unos proyectos de investigación, de comisiones de obras de artistas donde hemos hecho figuras jurídicas que no son tradicionales en Colombia, y lo he logrado gracias al derecho, al igual que el conocimiento de la política internacional que es tan importante ahora, con las tics, y todo eso, hasta nuestra relación con las instituciones, el entendimiento de la justicia transicional. Todo esto ha sido una herramienta fundamental para mi trabajo. Aunque al principio fue casi que un impedimento porque en el sector del arte, a veces tenía como poca credibilidad, pero bueno finalmente tantos abogados que han sido colegas míos, o de otras disciplinas. Finalmente yo he hecho una carrera, casi que autodidacta, para aprender sobre historia del arte, visitar los museos en todo el mundo, exposiciones. Cuando estuve en Londres lo que hice fue realmente estudiar arte, hice varios estudios con las universidades, de gestión cultural, gestión artística, políticas artísticas, y sobre todo estar viajando y conociendo por toda Europa. El derecho solamente fue una excusa para poder moverme y tener el apoyo de mi familia.

VAC: En el 2007 asume la dirección cultural de la universidad nacional…

María Belén: En la universidad cuando yo llegue había como una división entre dirección cultural que era el León de Greiff, y el museo de arte, y había un asesor del vicerrector de ese momento el profesor Montenegro el cual impulso la creación de la dirección de patrimonio, y organizaron una especie de división de museos. Y hace unos poco más de tres años se fusionó y me entregaron a mí la dirección de patrimonio que fue cuando me entregaron el Claustro de San Agustín, para que lo programara también e integráramos todo el tema de patrimonio.En realidad nosotros siempre trabajamos el patrimonio como un eje transversal a todo lo que hacemos, porque pensamos que el arte finalmente es una herramienta desde lo simbólico, fundamental para crear memoria, y para generar, espacios de reconocimientos de otras formas de conocer, para darle voz a lo que ha sido ocultado, callado, asesinado, y que es parte esencial de nuestro patrimonio, y de la posibilidad de generar un país heterogéneo, más libre, plural, sobre todo más equitativo donde todos quepamos. Entonces ese siempre ha sido el proyecto de divulgación cultural, que cuando nos ensamblamos con patrimonio la fusión fue muy natural. Por ejemplo el proyecto “Selva como política” de la que hace parte esta exposición conjuros de ríos, que es la cuarta exposición a la que llevamos ocho años trabajándola, es un proyecto esencialmente de patrimonio, y también de memoria ambiental, entonces como ves todo está dado para eso.

Ahora el Claustro de San Agustín casi que se ha constituido como un centro de memoria histórica, sin asumir las funciones que tiene el Centro de Memoria Histórica que ahora mismo están un poco en riesgo, pero que ha sido la reconstrucción de archivo de las víctimas y la creación de informes muy específicos, muy profundos, complejos, heterogéneos, de lo que ha sido el conflicto en Colombia. Esa no es una función que nosotros no estamos haciendo pero si de la practica exhibitiva. Llevamos tres años programando exposiciones que tienen que ver con eso, no solo nacionales, si no internacionales, entonces tú ves en el Claustro de San Agustín acompañado de Jesús Abad Colorado, se encuentra un artista que se llama Franco Millar, con su obra que se traduciría como “La universalidad del desastre” y gira entorno que a partir de la primera guerra mundial, el mundo entra como en una era del desastre, donde los crímenes de lesa humanidad, y los grandes atentados, y el ejercicio de la violencia para el control de los recursos naturales.Tiene unas dimensiones épicas, si uno compara con la historia del siglo XX hacia atrás. Digamos que estamos en un momento donde ese tipo de manifestaciones violentas que llamamos catástrofes, y no solamente desde el punto de vista de la guerra, sino también de los accidentes nucleares, del mal manejo de los recursos naturales. Todo eso plasma él en imágenes en acuarelas muy poéticas, que logran trasmitir el arte. Y arriba tenemos un periodista, muy elocuente, que después de 26 años, de estar recorriendo el país con las víctimas, nos entrega después de un ejercicio de curaduría muy intenso. Con él hicimos la selección de casi seiscientas imágenes, en la cual nos entrega una colección de historias, desde el territorio, de las personas que habitan el territorio. 

Esas pequeñas colecciones, sumadas y sumadas pueden constituir un aporte, a crear una historia siempre fraccionada de lo que ha sido la guerra en estos sesenta años en Colombia, que no es una guerra terrorista, ni narcotraficante, es un conflicto interno muy complejo. Entonces eso digamos es pura realidad, pero también necesitamos de lo simbólico, donde hemos trabajado de lo simbólico fundamental.Si tu recorres el claustro, y te vas hasta fragmentos, que le encargan a Doris Salcedo, la comisión de trabajar por las armas dejadas por la antigua guerrillas de las FARC, en seguimiento a lo que se comprometió en los acuerdos de paz, hay vemos una abstracción, un trabajo simbólico más allá de la realidad, de lo que implica la guerra, un testimonio también desde el arte, de las 36 toneladas de armamentos que entregaron los excombatientes, y aunque algunos sectores de la sociedad colombiana no estén interesados en aceptar, cumplieron con un acuerdo, desde que se empezaron a implementar. Esos paralelos, y esos cruces, de lo que es estético de lo que es arte, de lo que es simbólico, y lo que es realidad, activismo, documentalismo, periodismo, podemos encontrar una mezcla muy interesante para que la mayoría de la gente pueda entender que es mucho más fácil documentar, es mucho más fácil el periodismo. Lo simbólico tiene una arraigante en la consciencia de la gente para crear memoria.Pero menos gente lo entiende, entonces esa combinación entre realidad y símbolo es una combinación maravillosa para llegar al reconocimiento de nuestros procesos de guerra, de las víctimas y también de fijación de la memoria.

VAC: ¿Cuáles fueron los retos de asumir esa dirección de patrimonio?

María Belén: Pues imagínate, como fue el reto de recibir un edificio de a mediados del siglo XVIII que tiene muchos problemas de infraestructura, que estaba desactivado para el público, una área que estaba muy apagada. Dónde nadie iba esa zona y estaba como desligada de La Candelaria . Es como una especie de ruptura de circulación de la gente. Esa zona la hemos venido recuperando, y la programación del Claustro de San Agustín ha contribuido, pero también ha habido unos ejercicios de ciudad raros, que por alguna razón esta zona empezó activarse, y hacerse más agradable y La Candelaria se ha ido hacia allá. Entonces ahora lo que parece muy natural, tenemos tres mil personas cada fin de semana, en ese momento parecía imposible, porque era un lugar que no tenía visitantes, que la ciudad no reconocía. Que en ese entonces no tenía recursos, sin planta de personal. Como lo logramos con la programación pertinente, lo que nos ha destacado desde la dirección de patrimonio, es que nuestros proyectos exhibidos y de investigación son coyunturales y son pertinentes para la situación que vive el mundo y el país. Esto ha hecho que sean espacios vivos, donde la gente confluye, que son espacios de acción colectiva y ciudadana, para hacer una resistencia pacífica, intelectual, una resistencia formando a la gente para que entienda otras posibilidades, de cómo se reconstruye el país, como sacamos adelante, el lugar más diverso del planeta, con más riqueza, en todos los sentidos. Para poder sobrevivir necesitamos la diversidad cultural, y esa es otra forma de vivir, porque nos brindan un panorama a lo que se está colapsando.

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